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TEODOMIRO GUTIÉRREZ CUEVAS (RUMI MAQUI)

Nunca nada más cierto: “que la historia la escriben los vencedores”. Para los derrotados el olvido o la ingratitud. El mayor de caballería EP. Teodomiro Gutiérrez Cueva líder de una revuelta campesina en 1915, ha merecido de la República la amnesia más grande a su noble causa.

Gutiérrez, siendo subprefecto de Chucuito (Puno) en 1903, se impactó del trabajo inhumano a que eran sometidos los indígenas por el gamonalismo y abogo ante el doctor Alejandrino Maguiña, quien comisionado por el gobierno denuncio estos flagrantes abusos. Gutierrez los defendió aplicando la legalidad y apoyado por las primeras iglesias adventistas, inició la construcción de escuelas comunales, esto le ganó el odio de los caciques puneños y el afecto de los nativos; por esta conmiseración el subprefecto fue destituido, Manuel González Prada le tributo un artículo de defensa titulado “Autoridad humana”.

 Establecido el régimen populista de Guillermo Billinghurst (1912-1914), solicitó y obtuvo una audiencia presidencial, auspiciada por los primeros grupos pro-indigenistas que se creaban en la capital; el Presidente – desoyendo la oposición del Congreso controlado por el civilismo- lo nombró su delegado personal en el altiplano, con el propósito de informarle y recomendar las políticas de Estado para reivindicar a estos peruanos excluidos. 

En 1913, en Puno se sucedieron graves conflictos en Samán, Caminaca, Araya y Achaya, motivados por usurpación de tierras, el precio de la lana, el no pago del trabajo agrícola y la exigencia de respeto a las escuelas comunales (no administradas por el Estado), algunos de cuyos locales habían sido incendiadas, atribuyéndole el origen de la rebeldía campesina. Gutiérrez actuó, premunido de legalidad, como un funcionario probo, que esperaba una actuación reformista de parte del gobierno de Billinghurst, contra los excesos de los gamonales. 

Todo propósito noble tuvo una amarga frustración, pues el 14 de febrero de 1914, Billinghurst fue derrocado cruentamente por el coronel civilista Oscar R. Benavides. Gutiérrez pasó de la moderación a la acción, aliándose con los comuneros, organizando un ejército campesino, asumiendo el discurso milenarista de restauración del Tahuantinsuyo. Se proclamó Comandante General de la insurrección y adoptó el nombre quechua de Rumi-Maqui  (Mano de Piedra), en Azángaro y Huancané, con poco más de 300 nativos, con entusiasmo y armas rudimentarias, enfrentaron a una federación de haciendas que contaban con su propia autodefensa, auspiciado por el propio Estado. En los primeros días de diciembre de 1915 los rebeldes fueron cercados y derrotados, siendo Rumi Maqui capturado en Arequipa y, poco después, evadido con rumbo desconocido, convirtiéndose en un mito vengador y en una leyenda redentora entre los campesinos del Altiplano. 

Rumi- Maqui y sus 300 combatientes, es la sublevación homérica de los derrotados, es la expresión de una historia oculta donde no hay celebración, monumento o contrición; sino,  silencio y olvido público.

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